La ventana y la obra


Portugal, tan cerca y tan lejos. Ya está. Ya lo he dicho.
Hablemos del tan cerca.

Dos personajes clásicos españoles (ibéricos pues, más que españoles por tanto) pueden verse por aquí. Con sus mayorías de género y todo. Las ancianas que fisgonean tras sus ventanas y los ancianos que supervisan las obras. Cotilleo micro y cotilleo macro. 
Nada que aportar a lo que de estos personajes podría decirse en España. Ellas patrullan el trozo de acera que les queda a la vista tras el visillo, ellos maldicen al inútil que planificó tal o cual obra. 

Hay dos a los que tengo controlados. Ella es mi vecina del bajo. Yo estoy en una buhardilla para Hobbits con vistas al río. Ella vive entre ángulos rectos, pero sin demasiada luz. Y claro, con que me pare un segundo más de lo necesario en el portal, ella se desvela tras sus cortinas y me pone caras. Ya me conoce, pero me sigue mirando con sospecha. Mi entrada en la casa sospecho que es la cumbre diaria de su vigilia.

En cuando a él, ni me ha mirado. Me siento Romeo en el primer acto. Yo, muchos días, almuerzo mirando el río que tengo frente al trabajo. Pero él solo tiene ojos para las máquinas. Observa las obras de ampliación del paseo fluvial con un cariño que ningún arquitecto podría permitirse. No habla con nadie aunque está rodeado de iguales. El suyo es un placer solitario. Lleva una gorra marrón, camina con los pies para dentro y lleva la funda de las gafas prendida del cinturón. Y, en fin, tiene el mismo móvil que yo.
Hora punta junto a las obras. Hoy.
Trato de cerrar una historia. A los dos los veo mucho y creo que están bastante solos. Ya podría el uno vigilar la triste reparación de mi portero automático. O la otra venirse conmigo a trabajar. Desde mi ventana se sentiría Grace Kelly. Y vería pasar a este señor a diario.

7 comentarios:

  1. plas, plas, plas, ¡PLAS!
    que no son tortas, son aplausos.
    Digno relato de "Los amores imposibles" de Calvino, lleno de incomunicaciones hechas a medida.

    Mis más sinceras admiraciones, señor Mudo.

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  2. Te superas a ti mismo.



    ... y ya te he dicho muchas veces que no, que es que se me ha metido algo en los ojos.

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  3. Pues sin que sirva de precedente: Emoticono de sonrisa con barba. Y como no existe, pues imaginadla. Muchas gracias.

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  4. Cotilleo micro y cotilleo macro, me ha encantado. Como el resto de la historia.
    Dos personajes tal para cual.

    Y me jode haber vuelto a perderme entradas y no haber podido comentarlas en su momento, pero no puedo dejar de hacer mención al tema pelo-humedad tratado anteriormente. Ese fenómeno lo describí hace tiempo como "pelo madaleno", por su semejanza en forma y esponjosidad con tan suculenta pieza de repostería. Aunque quizá en los tiempos que corren, llenos de anglicismos y modernuras, debería llamarse "pelo muffin". Y me imagino que en Lisboa andarán "all the people muffin".

    Tres parrafillos y un chiste malo, por hoy no está mal.

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    1. Pues a mí el chiste me ha hecho gracia.
      Me quedo con lo de pelo magdaleno. Es más corto que decir "como el de la pantera rosa cuando salía de la lavadora", que es lo que muchas veces digo.
      Y comenta lo que quieras aunque no sea de la última entrada, lo leo igual.

      Saludos.

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  5. He de decir que me encanta la historia así contada, pero también que ojalá no vea Isabes Coixet esta entrada que si no ya tenemos nueva película con su título y todo.

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