Lo mejor que le puede pasar a una puerta

Lo mejor que le puede pasar a una puerta es tener un número sobre ella. Al menos a las que miran a la  acera. Las que son de interior, juegan en otra liga. En la de las puertas de los hoteles, apartamentos y celdas de cárceles y conventos. O en la tercera división de "señoras", "caballeros", "sólo empleados", empuje (emburre) o tire (puxe).
Las que dan al exterior se legitiman si forman parte de la numeración de una calle. Si pueden corresponderse exactamente con lo que pone en la dirección de una carta. Si, gracias a los números, las confundimos y las llamamos como si fueran lo que hay dentro. Como se confunde el mapa con el territorio o el queso de cabrales con todo aquello a lo que acompaña.

Cuando fui a ver la casa en la que ahora vivo, una vez encontrada la calle vi que picaba en cuesta. Junto al rótulo con el nombre de la rua vi el portal número 2. Y decidí que yo aquella cuesta no me la subía todos los días. La decisión era firme, pero había quedado con la que ahora es mi casera. Comencé a andar hacia el número 66, número de mi casa. Cien pasos después, estaba parado (y desconcertado) delante del 60 (foto).

Aquí no sólo se numera todo lo que se pueda numerar y lo que no, sino que se construye como se ponían las casas verdes sobre el tablero del Monopoly. Aquí azulejadas o a desconchón limpio. Pero el número siempre dentro de un azulejo.

Ahora que alguien me diga en qué otra ciudad la puerta con el número 60 podría ser más feliz.

6 comentarios:

  1. ¡Madre mía! Esa puerta es como el árbol de la ciencia del bien y del mal, por mucho que me dijeran que no intentara abrirla, no podría resistirme. Muero por saber si lo que hay al otro lado es un andén 9+3/4, o más bien el equivalente a pegar un euro con loctite en la acera.
    Fernandito

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  2. Quiero pasar por esa puerta. Quiero comerme un pastel de Belem. Y quiero ir a Sintra a ver una cosa que he visto que se llama la torre invertida. He visto una foto y tiene una pinta muy Ghibli.

    Hagamos una asociación y compremos una casita presumida en Lisboa YA!!... O deja de escribir este blog.

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  3. Ambos dos, prometo llamar a esa puerta antes de largarme de aquí. Las tres de la foto admiten cartas. Las tres tienen timbres. Las tres deben tener gente. Harry Potter, John Malkovich o Amalia la portuguesa. Os mantengo informados desde este mismo post.

    Lo del loctite siempre me pareció una crueldad.

    Que deje de llover ya por aquí, por Dios.

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  4. si llamas a esa puerta y sale John Malkovich, por favor, POR FAVOR, retenle como sea y avíame que voy, QUE VOY

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    1. John Malkovich o Carles Pujol. Elige. Y te digo a quién se parece más quien sea que me abra la puerta.

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  5. La verdad es que con esta puerta a mí me ha venido a la cabeza una vieja de esas que no es que tenga barba, eso sería mucho decir, pero es de justicia resaltar que tiene los pelos de las mejillas blancos, cortos y duros. Una vieja que al tocar el timbre, aunque no la conozcas de nada, te dice: 'Ven pacá damun besico' o como se diga en portugués. Y la besas (qué vas a hacer! otra vez te prometes no tocar un timbre por muy romántica que te parezca la puerta) y cómo pica la cabrona.

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